Detrás de este complicado nombre solo hay una prueba diagnóstica que consiste en observar el cuello del útero y la vagina con una lente de aumento. Este procedimiento nos permite observar si existen o no lesiones sospechosas que pudieran convertirse en un tumor maligno.
Es una prueba sencilla, rápida y eficaz; no duele, se hace en el consultorio y no necesita ninguna preparación especial; solamente que no se esté en los días de sangrado menstrual.
¿Cómo se hace?
La paciente se coloca en la camilla ginecológica y se visualiza el cuello uterino por medio de un espéculo que separa las paredes de la vagina; previa limpieza del cuello uterino con suero fisiológico, se impregna de ácido acético y de una solución de yodo de color marrón. Cuando se aplican estos líquidos las zonas patológicas se muestran alteradas lo que puede señalar que no sean normales.
Si se considera adecuado se toma una biopsia de esas zonas que nos apostará el diagnóstico definitivo.
¿Cuándo hay que hacer colposcopia?
Cuando se sospecha que puede haber una alteración en el cuello del útero, bien por una citología alterada o por algún otro síntoma o signo de sospecha